EN LA BRUMA DORADA DEL RECUERDO
© Marga Mangione
Cerré los ojos:
y en la bruma dorada del recuerdo,
tus ojos claros me miraron fijo
y llenos de dulzura me sonrieron.
¿Para qué abrirlos?
¡No iba a dejar escapar tus ojos bellos!
Si entre las luces ardientes del desvelo,
nunca logro tenerlos.
No había sombras,
en ese nuevo espacio en mis adentros
y el brillo de tus ojos tan amados,
iluminó el silencio.
Y oí la música,
de un coro de angelitos celestiales,
que entre mágicas cuerdas de violines
inundó mi universo.
Cerré los ojos:
y juro que otra vez sentí tus besos,
que en los labios febriles me dejaban
su sabor tan intenso.
Si no los abro,
permaneces conmigo eternamente
en un albergue tibio y amoroso,
donde a solas te encuentro.
Por eso ahora:
siempre los cierro cuando te deseo
y me sumerjo en el profundo abismo,
de tus ojos de cielo.
Nada me importa:
¡Que se burle de mí el mundo entero!
Si en la bruma dorada del recuerdo,
nuevamente te tengo…
© Marga Mangione
Berazategui (BA), Argentina
lunes, 28 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Marga, este poema lo he vivido, querida amiga.
Excelente decir.
besos
Elisabet
Publicar un comentario